A través del tiempo mi cuerpo creció,
se desarrolló lentamente con el paso de los años,
mis manos dejaron de ser suaves y tersas,
el trabajo las agrietó, y la vejez los arrugó;
a través del tiempo dejé de tener uno, dos, tres años…
comencé a acumularlos, como los recuerdos y vivencias.
Mis palabras se hicieron débiles, mi voz ya no era la de antes
el viento ya me llevaba, no podía contra él.
A través del tiempo atrapé historias dignas de nombrar,
algunas otras que preferiría olvidar…
Y sí, los años lisonjeros se hicieron presentes en mi piel,
en mi voz, en mi cabello, en mi ser entero,
dejé de ser la joven inmadura y me convertí en mujer.
Mi busto dejó de ser firme y duro,
mi vientre se arrugó y estrió,
mi tez se tornó llena de pequeñas arruguitas,
y mis labios perdieron el color lleno de vida…
A través del tiempo perdí muchas cosas,
amigos, familia, sueños, e ilusiones,
pero al final de todo allí seguía presente tu semblante,
tal y como ahora, en el desván, empolvado por los años,
has ido irradiando luz en mi sendero, has sido cordura en mis desaires,
creciste como el alfa que guía a la manada.
Dejaste de ser el hombre del que un día me enamoré,
pasaste a ser el amor de mi vida,
el hombre que renovó todo lo que soy y lo que era,
a través del tiempo lo único que me queda es tu voz, eres tu…