sábado, 5 de febrero de 2011

Sólo lo que toco, veo.


Mis miedos se esconden entre las rendijas de la ventana,

el arcoíris pinta de colores la cama y el buro;

se escuchan los ecos de aquellas, tus palabras,

y me extingo como vela, ahogada en el buró.

Los colores se destiñen tendidos al sol,

se opacan sus ilustres pensamientos ,

el oleaje azul profundo se convierte en verdoso,

y los lentes que sujeto son la puerta a lo que veo,

porque sólo lo que toco veo.

La cama se encuentra roja, la cubrí con tu regazo

enmarqué tus manos y pinté tus dedos de auroras,

bajo el sol tendí tu alma, la regateo al mejor postor

aquél que me devuelva mi corazón.

Se mecen las almohadas con tu aroma

y se olvida en la tela de la cama tu nombre y tu sonrisa.

He entonces de pintar todo el cuarto de colores,

de regresarle al mar su azul profundo,

de delinear las rosas con rojo carmín,

de darle sabor a tus labios,

de devolver a tus manos su encanto

y de visualizarte de nuevo a mi lado, porque eso eres,

sólo un sueño y nada más, sólo una ilusión, y nada más,

por eso eres como el arcoíris, apareces a iluminar el sendero

y volver al sol, tu amor eterno.