Mis miedos se esconden entre las rendijas de la ventana,
el arcoíris pinta de colores la cama y el buro;
se escuchan los ecos de aquellas, tus palabras,
y me extingo como vela, ahogada en el buró.
Los colores se destiñen tendidos al sol,
se opacan sus ilustres pensamientos ,
el oleaje azul profundo se convierte en verdoso,
y los lentes que sujeto son la puerta a lo que veo,
porque sólo lo que toco veo.
La cama se encuentra roja, la cubrí con tu regazo
enmarqué tus manos y pinté tus dedos de auroras,
bajo el sol tendí tu alma, la regateo al mejor postor
aquél que me devuelva mi corazón.
Se mecen las almohadas con tu aroma
y se olvida en la tela de la cama tu nombre y tu sonrisa.
He entonces de pintar todo el cuarto de colores,
de regresarle al mar su azul profundo,
de delinear las rosas con rojo carmín,
de darle sabor a tus labios,
de devolver a tus manos su encanto
y de visualizarte de nuevo a mi lado, porque eso eres,
sólo un sueño y nada más, sólo una ilusión, y nada más,
por eso eres como el arcoíris, apareces a iluminar el sendero
y volver al sol, tu amor eterno.