sábado, 14 de enero de 2012

Mi reloj ya no camina, no caminas vos.

Lentamente mis pensamientos se desfragmentan

cada pedacito pinta de un color diferente el aire,

penetran la piel de todo inocente, llegan a su alma.

El reloj continua marcando la misma hora de ayer

y nadie se da cuenta que el mundo gira,

pero el reloj, mi reloj ya no camina.

El ciempiés que iba por la ventana sigue donde se quedo anoche

pareciera que se consumió en su mente, que mi pensamiento lo mato.

Entonces quiere decir que mis sueños matan,

y con mis manos asesiné tu pasado,

renací en tu presente,

y mañana será un enigma, un declive hasta mis pies.

Eres un barco que zarpa al horizonte, te pierdes en el agua

y gota a gota te armas, caes, silencio, un tic tac de arena.

Hoy regresó sólo un velero, el barco en que te fuste, tu voz

la consumió mi llanto, la consumió mi respiración.

Volviendo a aquel ciempiés, movió una pata, pero se cayó de la pared,

ha rodado en el aire, se detuvo antes de tocar el piso,

¿Qué ha pasado?, se detuvo antes de tocar el piso, eso pasó.

Pero, si mis sueños mataban, no matan, los sueños, sueños son,

diría Calderón de la Barca “Y la vida, sueños son”.

Nadie se da cuenta que el mundo gira,

pero el reloj, mi reloj ya no camina, no caminas vos.