Durante la noche eterna el respaldo a las velas carece de mayor sentido
se encuentra absorto e ignoto correspondiente a mis versos.
El sol que encandece se encuentra lejos de la noche y deleita sus juncos.
Dentro de la muchedumbre se encuentra aquel que sin menor reproche llora,
el suspiro elevado que yace entre tus pechos se ve oculto en tus caricias
y aquella lagrima que delineaba el contorno de tu cuerpo se extinguió,
desapareció entre tus pies y se encontró con la tierra pura y dura,
entregado a un huérfano rezagos occisos del ayer, denigrantes veleros del ahora.
Aquel regazo que se encarneció durante la batalla y se fundió en la penumbra,
el declive que se delineo durante la perpendicular pared de mis palabras
que corrían en un sentido vertical, estupefaciente y omiso a las reglas de la ortodoxa lengua,
se ven manchadas las estrellas de un color violeta, un olor a sangre
y una sed de venganza, de olvido y resguardo.
Puede que ayer soñara contigo, puede que te amara y que hoy te odiara.
Pero solo puedo decidir y admitir que durante las horas de mi vida
se verá el sol oculto tras las rendijas de la habitación,
y mientras los rosales que se extienden en la cama me atarán a ella,
me despegaran de mi carne y liberaran aquella alma que tus besos dejaron ahogada
liberaran mis cinco sentidos y volaré lejos, donde tu amor será el ayer.
En las puertas de Babel se abrirán los estigmas de mi pecho y sonreiré
mientras mis sueños se convierten en mi futuro a tu lado, donde el gris del cielo sonríe
Volaré a tu lado por mi mañana y enredaré en mi cabello tus palabras,
pintaré la aurora con tu esencia y hoy por hoy terminaré dentro de la cama
para despertar mañana.